La estacion del pantano – Yuri Herrera

La estacion del pantano – Yuri Herrera

Last Updated on: 24th septiembre 2023, 08:04 pm

“La estación del pantano” narra los casi dieciocho meses que Benito Juárez estuvo desterrado en Nueva Orleans. La documentación de este periodo es escueta: se sabe muy poco de lo que vivió Juárez en esa ciudad, poco antes de regresar a para contribuir a la revolución contra Santa Anna y, poco después, encabezar la reforma liberal. Yuri Herrera comienza con una nota en la que retoma unas breves líneas de la correspondencia de Juárez: «Viví en esta ciudad hasta el 20 de junio de 1855 en que salí para Acapulco a prestar mis servicios de campaña».

La novela arranca con el desembarco en la ciudad:

Todo se encendió: las cruces elevando los barcos de vela, las lanchas cargadas de heno y carbón, el algodón, tanto algodón, cientos y cientos y cientos de pacas de algodón, las montañas de verdura descargada, el olor a verdura fresca, el olor a verdura podrida, la promiscuidad de voces incomprensibles, el trajín de la gente, el olor del trajín de la gente; a la izquierda, el agua oscura espolvoreada de luces; las luces opacas de las farolas al frente; las luces titilantes de la ciudad a la derecha.

Como esas primeras escenas, los meses que acontecen parecen sumergirlo en una especie de delirio, a la vez que el tiempo se ralentiza, sumergiendo a Juárez y sus acompañantes en una especie de sueño:

Lo que sucedió en las siguientes semanas fue que dejaron de sentirse como semanas, a veces se sintieron como minutos y los minutos a veces como días, porque la ciudad se fue convirtiendo, primero lentamente, luego con vértigo, de una ciudad de transa y negocios en un animal vivo que comenzó a zarandearse como si se sacudiera la modorra o las pulgas y después como si no hubiera nada más importante en el mundo que bailar.

Recuerda, en este sentido, Fata Morgana de Werner Herzog: una sucesión de imágenes como una especie de cuaderno de viaje interior, hipnótico, lleno de objetos cotidianos que revelan sus secretos y, en el caso de Yuri Herrera, sus comentarios sobre la historia y la migración:

“A pesar de llevar muchos años viviendo en , mi condición es la de alguien que está en un lugar donde uno no termina de encontrarse, eso es algo que me parece que la historia de Juárez podía expresar de una manera mucho más radical, mucho más clara”, dice en una entrevista.

En el caso de Juárez, lo que sucede es que, poco a poco, todo va convirtiéndose en una especie de carnaval, “como si a todo mundo le entrara una picazón que sólo se atiende volviéndose loco” (pág. 45).

A una cuadra había otro teatro. Esa vez ni sintió el nervio de la transgresión, se hizo chiquito y se metió con la gente, ahora sí a una sala de conciertos, ahí no había soirée danzante. Pero en el primer nivel no había manera de confundirse con la pared; un cancerbero lo detuvo cuando iba a entrar, le señaló una escalera; subió a la galería. El escenario estaba lleno de un solo instrumento, diez pero el mismo. Pianos. Diez pianos.

Entre estas imágenes, que rozan a partes iguales el horror y la belleza, Herrera nos propone un episodio que pudo bien suceder y que nos sumergen menos en el personajes –Juárez, en este caso– y más en una ciudad que, en un momento de su historia, lo tuvo todo: la amistad y la traición; la esperanza junto a la desolación; la vigilia y, del otro lado, los sueños más hermosos. Poco antes de partir, cerca de las últimas páginas, Juárez se detiene a “sentir la ciudad por última vez”:

Pensó que si un día cualquiera lo pusieran ahí sin decirle dónde estaba, a ojos cerrados sabría que estaba en Nueva Orleans. No podía explicarlo. Sólo que podría sentir en los guesos la resistencia de tierra movediza debajo de los adoquines. También, que en realidad no tenía esa historia clara, congruente, concisa, comunicable, para contar; que sobraban traiciones, pequeñas o secretas pero traiciones al fin, y que tenía derecho a guardárselas, en todas las lenguas que ahora sabía.

Luego dijo:

Ya, corramos.

 

Wong

Wong

Escritor. Autor de la novela "Paris, D.F." (Premios Dos Passos a Primera Novela) y la colección de relatos "Los recuerdos son pistas, el resto es una ficción" (Premio Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2017). En 2023 publicó su segunda novela, "Bosques que se incendia", y el libro de cuentos "Lotería Mexicana".

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