Momentos estelares de la Humanidad – Stefan Zweig

Momentos estelares de la Humanidad – Stefan Zweig

Last Updated on: 21st diciembre 2017, 05:32 pm

Hablé de la siguiente idea en el pasado: vivimos en una época enferma, visto desde muchas aristas. El abanico de emociones que nos entusiasman se relaciona a las actualizaciones en la marquesina del cine, o a un aumento salarial. Pero no siempre fue así. Hubo otro mundo, un mundo que ha perecido, pero en el que el hombre deseaba otras cosas. Stefan Zweig recoge en Momentos estelares de la Humanidad eventos de la historia que reflejan mi punto: la imaginación y la voluntad para transformar la historia. Fue una obra que llevó casi veinte años escribir, pero cuyo resultado es espectacular

Similitud espiritual de la Naturaleza es la Historia; tiene ésta innumerables e infinitas formas; no se sujeta a método alguno, pasando, jugando displicente por encima de toda ley.

Estos momentos que concentraron millones de energías y que agitaron nuestro mundo, son vistos de forma dramática por Zweig aquí. Algunos de ellos son:

Waterloo

La historia de Europa y del siglo XIX se define en una batalla. Como diría Zweig, “la estrella del destino que rige a los poderosos y los violentos, año tras año se transforma en la servil esclava de un hombre”. Napoleón logró acorralar a los imperios del mundo contra él. Sabemos ya el desenlace. Lo que no sabemos es que los hilos de la posibilidad pendieron en la mano de un hombre : el mariscal Grouchy. Son los hilos de los que se hubiera tejido un mundo distinto. La Inmortalidad, pendiente de los labios de un hombre mediocre y valiente, se encuentra entre sus manos. Pero decidió mal, y aquella decisión derribó el “soberbio edificio construido en veinte años por el más intrépido y perspicaz de los mortales existidos”.

Marienbad

Goethe, de viejo. Es el hombre más culto, más respetado intelectualmente de toda Europa. Escribe en 1823, la “Elegía a Marienbad“, “la concepción más significativa, más íntimamente propia y por tanto la predilecta de su ancianidad. Es la heroica despedida, es el renacimiento digno de un héroe titánico, gigantesco”.  ¿De dónde sale este poema? De una pasión como enfermedad, del enamoramiento del viejo por una niña de 19 años. “El viejecito delira como un colegial (…) y ofrece la más grotesca de las escenas, un poco ridícula y demasiado trágica”. Obviamente, la relación no prospera. El desencanto empuja a Goethe, físicamente, al final de sus días. “La despedida del amor transformada en eternidad en un patético lamento. Se puede llamar memorable ese día y evocar respetuosamente su memoria al cabo de un siglo, pues, a partir de él, la poesía alemana no ha tenido otro momento grandioso que supere al torrente de indudable sentimiento contenido en esa eximia poesía”.

El Dorado

Un hombre huye de Europa, por deudas y fraudes. Llega a un aún virgen. Triunfa, y lo deja todo por un sueño: crear una ciudad. La ciudad tiene que estar a la altura de su voluntad. Titula su sueño: Nueva Helvecia, y parte con un hato de hombres y bestias a crear lo que en su mente es ya una realidad. Corre el año de 1838, y la caravana parte rumbo a California. A los 45 años, y después de conquistar lo inconquistable, Suter es uno de los hombres más ricos del mundo. Pero su toque de Midas lleva una maldición: la fiebre del oro destroza su creación. Una serie de eventos desafortunados le quita a su familia, su riqueza, su salud mental. Lo que hoy es San Francisco, un día nació en la mente de este hombre, que murió sin nada. “Únicamente un artista, Blaise Cendras, ha brindado a Juan Augusto Suter, al olvidado, aquello a que tenía derecho por su gran destino: el derecho al recuerdo maravilloso de la posteridad”.

La conquista del Polo Sur

Siglo XX. Pocos son los espacios que aún guardan secretos. Entre ellos, el último bastión helado, la fortaleza aún impenetrable. La frase tierra incógnita es solo un recuerdo en viejos mapas, salvo los puntos virginales llamados polos. Dos hombres resuelven conquistar el polo sur: el noruego Amundsen, el inglés Scott. Sitúan sus respectivos campamentos en el desierto helado que han llegado a conquistar. Después de meses, lo trivial se convierte para ellos en un acontecimiento, mientras que lo grandioso -la aurora boreal, el frío terrible, la inmensa soledad- se convierten en lo habitual y corriente. Un día, finalmente, parten a la conquista. Scott, al llegar, descubre que ha sido en realidad el segundo. Su regreso  y experiencias terminan con la muerte. Sabemos lo que pasó, por las cartas que escribió, por el diario que documento su sueño. Nadie  volverá a pisar ese lugar en mucho tiempo.

Este libro me emocionó demasiado. No por un falso sentimentalismo, sino por la conciencia de otros ideales. Zweig resume en algún momento la grandeza humana en una frase: “esta satisfacción daba a sus energías heroicas proporciones. La conciencia de una proeza inmortal les llenaba de sobrehumano coraje”. Pfff. ¿Y nosotros? En un mundo que ha acotado los ideales a los comerciales en televisión, la expectativa parece reducida. ¿Qué es la ? ¿Cómo vivirla?, son preguntas que ahora más que nunca es preciso reinventar.

Wong

Wong

Escritor. Autor de la novela "Paris, D.F." (Premios Dos Passos a Primera Novela) y la colección de relatos "Los recuerdos son pistas, el resto es una ficción" (Premio Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2017). En 2023 publicó su segunda novela, "Bosques que se incendia", y el libro de cuentos "Lotería Mexicana".

4 comentarios en «Momentos estelares de la Humanidad – Stefan Zweig»

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