Ciudad de cristal – Paul Auster

Ciudad de cristal – Paul Auster

Last Updated on: 21st diciembre 2017, 05:56 pm

«Cuando yo empleo una palabra», replicó Humpty Dumpty con leve desdén, «significa exactamente lo que me place que signifique. Ni más ni menos». «La cuestión está en saber», respondió Alicia, «si tiene usted la potestad de hacer que las palabras signifiquen algo distinto de lo que quiere decir». «La cuestión», replicó Humpty Dumpty, «está en saber quién es el que manda. Y punto».
Alicia a través del espejo

Auster es un tipo inteligente. Ciudad de Cristal parte de la premisa siguiente: Daniel Quinn, un poeta retirado que , tras la muerte de su mujer e hijo, escribe novelas policiacas bajo pseudónimo. Un día recibe una llamada buscando a un detective llamado Paul Auster. Seducido por la idea de encarnar al propio Max Work, el personaje de sus novelas, decide hacerse pasar por Auster y se convierte en detective, siendo su labor vigilar a un tal Peter Stillman. Hasta ahí la trama; sin embargo, se necesita meditar sobre el libro desde varios ángulos para entenderlo, como un cubo de madera que se desdobla para generar varias pinturas.

La primera. La preocupación de Auster por el lenguaje, y la relación de éste con el génesis es estimulante. Auster hace bien en establecer el inicio de la realidad con la capacidad para nombrarla. En la creación, Dios encarga a Adán nombrar la realidad, es decir, crear el lenguaje. La tesis de Stillman (uno de los personajes del libro) es que, la caída del hombre necesariamente es también una caída del lenguaje, donde las palabras se han separado de su verdadero significado, llevándonos al caos, o la subjetividad. Regresar al paraíso es recordar ese lenguaje original, lo que detona una serie de acciones en la trama de la novela.

Si la caída del hombre entrañaba también la caída del lenguaje, ¿no era lógico suponer que sería posible deshacer la caída, invertir sus efectos deshaciendo la caída del lenguaje, esforzándose por recrear el lenguaje que se hablaba en el Edén?

Para Stillman, ese lenguaje existe donde cada palabra representa una sola cosa, infinito y exacto como la cita de Humpty Dumpty.

La segunda. El juego del narrador, que el propio Auster (como personaje de la novela) explica al dar su tesis sobre el autor del Quijote. Pese a que, en principio, esa parte de la novela queda desconectada del resto de la trama, al final de la misma sirve para entender el juego que Auster propone dentro de la novela. Literatura dentro de la literatura, o metaliteratura. Auster, personaje, dice en Ciudad de Cristal: “la teoría que planteo en el artículo es que en realidad (el autor de El Quijote) es una combinación de cuatro personas diferentes”. Esta idea es el mismo juego con el Auster nos envuelve al involucrar a un tercero, narrador, al final de la novela. De la misma manera, Auster deja entrever las preocupaciones del escritor en un fragmento significativo al final de la misma:

Sentía que sus palabras habían quedado separadas de él, que ahora formaba parte del ancho mundo, tan reales y específicas como una piedra, un lago o una flor. (…) Recordaba la infinita bondad del mundo y de todas las personas a las que había amado. Ya nada importaba excepto la belleza de todo esto. Quería continuar escribiendo acerca de ello y le dolía saber que no sería posible.

La tercera. El nombre de la novela marca también una pista para reconocer el juego de dobles y espejos que se viven a lo largo de la trama. La situación que detona la acción es el acto de suplantación que Quinn hace para tomar la forma de Auster, imitación que a su vez cae dentro del arquetipo que Quinn ha creado en sus novelas de detectives. En este juego de dopplegängers, Quinn queda atrapado hasta perderse a sí mismo. Como detallan en otro blog, “a poco que nos fijemos podremos descubrir que prácticamente todos los personajes de la historia tienen una imagen gemela que se revela inquietante en muchos pasajes del libro”. La simetría con que Auster teje este entramado a ratos resulta demasiado artificial, pero como nada se resuelve, la novela llega a buen término como un capítulo de Twilight Zone.

Como lector, hay cosas que sin embargo no me gusta que no se resuelvan. Por ejemplo, (spoiler alert) si Stillman estaba tan cerca de lograr su objetivo, ¿por qué se suicidó? Si bien Auster juega con la duda sobre este y otros temas, me parece que el que sea un final tan abierto es solo una sálida para evitar hacer el libro mucho más largo y hacer caer el frágil tinglado que gira en torno a Quinn, el personaje principal.

Finalmente, Ciudad de Cristal inaugura la trilogía de Nueva York de Auster, thrillers posmodernos que, en contraportada de la edición de Anagrama, “marca un punto de partida para la novela norteamericana y una meditación de Nueva York (o la ciudad como ente) de calles infinitas (…) donde todos pueden ser cazadores o presas a la vez”.

Addendum
Ciudad de Cristal tiene una excelente adaptación gráfica a manos de Paul Karasik y David Mazzuchelli. Está disponible en Amazon si les interesa.

Wong

Wong

Escritor. Autor de las novelas "Bosques que se incendian" (2023) y "Paris, D.F." (2015, Premio Dos Passos a Primera Novela), así como de la colección de relatos "Los recuerdos son pistas, el resto es una ficción" (Premio Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2017).

5 comentarios en «Ciudad de cristal – Paul Auster»

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